Los cuarteles de
caballería seguían el modelo de los de infantería, con un trazado cuadriculado
y dos calles principales -Via principalis y Via Praetoriana- que los dividían
en cuatro partes, rodeada por una sólida muralla de madera o piedra con sus
torres, terraplenes de tierra y un foso perimetral. En el centro se encontraba
el puesto de mando. Pero con una circunstancia obvia que los hacían diferentes,
los establos. Otro rasgo común de estos fuertes es el patio cubierto -situado
justo delante del puesto de mando-, para poder realizar instrucción en los días
lluviosos.
Junto a cada cuartel de caballería solía haber cuatro o
cinco kilómetros cuadrados de tierra de pastos para atender a las necesidades
de los animales.
Debido a que las tropas probarían constantemente nuevas
monturas para sustituir a los caballos viejos, heridos o enfermos, en un fuerte
no había nunca suficiente espacio para alojar a los 800 o más caballos
necesarios para una unidad de caballería de 500 hombres, la mayoría debía
quedarse fuera durante todo el año.
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