jueves, 19 de septiembre de 2013

Dato curioso




1.500 denarios era lo que costaba aproximadamente un esclavo en la Roma del siglo II. 
La moneda denarius era de plata y 25 de ellas equivalía a un aureus, de oro. La esclavitud fue uno de los puntales básicos de la economía romana.




Origen de la palabra Salario

La sal era un producto valiosísimo en la antigüedad, ya que se utilizaba como moneda de cambio para realizar rituales y ofrendas religiosas y , obviamente, para conservar alimentos y sazonarlos. 
En tiempos del Imperio romano, las autoridades decidieron construir un camino para transportar el preciado producto de las salinas ubicadas junto al puerto de Ostia a la ciudad de Roma. Los soldados encargados de vigilar esta ruta, denominada Vía Salaria, recibían parte de su pago en sal, que era el denominado salarium argentum. De ese concepto latino proviene la palabra salario. 

En la Biblia se explica la importancia que tenía la sal en los rituales religiosos y para frotar al recién nacido, con el objetivo de purificar y fortalecer su piel. En Judá se cerraban los tratos con este condimento, ya que era un símbolo de duración. Los sacerdotes afirmaban que la Tora era como la sal que sazonaba y daba consistencia a la vida humana.

¿Cuáles eran las mercancías de los barcos mercantes romanos?

En las tiendas y mercados de las principales ciudades del Imperio romano se vendían carnes, hortalizas, cereales, vino, cerámica, perfumes orientales, telas finas, joyas, especias de países lejanos y otros objetos de consumo.
Gran parte de esos productos eran transportados por los barcos mercantes romanos.

En los muelles del puerto de Ostia (Roma) había centros bancarios a los que acudían comerciantes que lograban grandes plusvalías comprando productos de Hispania, las Galias o de Egipto y vendiéndolos después en Roma y otras regiones bajo su dominio. 




Junto a ellos se encontraban los almacenes de los exportadores, cuyas redes de abastecimiento de materias primas se dispersaban por todo el imperio. De la península Ibérica procedían grandes cargamentos de plata, oro, plomo, aceite, vinos, madera, esparto y todo tipo de salazones, que llegaban al puerto de Ostia a bordo de barcos mercantes.
Las plantaciones andaluzas de olivos eran fundamentales para el abastecimiento romano, hasta el punto que todavía hoy se puede visitar en Roma una enorme montaña artificial compuesta por los restos de las vasijas que contenían el aceite andaluz.
Este, mezclado con un poco de vinagre y tripas de pescado secadas al sol, era el ingrediente principal del garum, algo parecido a nuestro kétchup. Aquella salsa de Hispania se vendía en cantidades industriales en la capital de la superpotencia.


¿Con qué jugaban los niños romanos?

Uno de los juegos preferidos eran las tablas de hueso, terracota o bronce.
También muy popular era el llamado aún en Italia la morra, que es igual que nuestro juego de los chinos: dos sacan a la vez un número determinado de dedos y gana el que haya averiguado la suma total.
Los niños sujetaban un palo con señales y el ganador de cada ronda iba avanzando hacia el centro del palo. El que primero llegara era el vencedor. 


La gallina ciega era otro entretenimiento, así como juegos parecidos a las damas, el tres en rata, los puzzles, los dados, las canicas o el tiro de la cuerda, Pero si algo les encantaba era jugar a las muñecas, además de las mascotas de animales, llamados delicia.






¿Qué juego se universalizó primero?

El blackgammon. Y uno de sus antecedentes podría ser el juego real de Ur, de hace 5.000 años. Pero más parecida al tablero del juego que conocemos actualmente es una mesa hallada en excavaciones arqueológicas en la ciudad de Shahr-i Sokhta (actual Irán).


En Roma existió el ludus duodecim scriptorum o juego de las doce líneas, que se llamó popularmente tabula (mesa), al que era muy aficionado el emperador Claudio.




En la época de las Cruzadas renació con el nombre persa de nard, aunque los árabes le conocían por el tawla romano. La Iglesia trató de prohibirlo, como otros juegos de azar, pero nada pudo hacer contra su enorme popularidad y extensión en la Edad Media por toda Europa.
Las reglas actuales las estableció el tratadista británico Edmond Hoyle en 1743.



Mini-Resumen de la Caída de Roma


La caída de Roma tuvo lugar en Europa, desde el siglo III al siglo IV.


La Roma eterna comenzó a dar señas alarmantes de inestabilidad sobre todo a partir del siglo III y se desvanecería para siempre en el V. 


Como en todas las grandes crisis, son varios los elementos: desequilibrios económicos, hambrunas, invasiones bárbaras, imposición del cristianismo, degradación política, epidemias, cambio climático... Las víctimas del largo proceso se cifran en 8 millones, 105 desde coordenadas del siglo XX.









El Primer Golpe de Estado de la Historia

El primero del que tenemos constancia documental lo dio el famoso político y militar romano Lucio Cornelio Sila en el año 83 a.C. 

Su iniciativa de marchar con su ejército proveniente de las guerras asiáticas contra la ciudad de Roma tuvo una gran trascendencia, incluso después de su muerte. Fue el primero que, de una manera consciente en la historia de la República, utilizó el pdoer del ejército en la política interior. 
A partir de entonces, la espada de Damocles de una intervención militar de algún legado venerado por sus tropas, como Julio César, se cerniría de forma constante sobre los acontecimientos políticos romanos.


Busto de Lucio Cornelio Sila. Museo Carlsberg Glyptotek  (Copenhague, Dinamarca)

La Falcata, espada de Hispanos

Esta arma corta era propia de los guerreros ibéricos antes de la conquista de la península Ibérica por los romanos.

Se trataba de una espada hecha combinando varias láminas de hierro -una de ellas, prácticamente de acero-, a la que se le daba una forma curvada característica, a modo de hoz (falx en latín, de donde procede su nombre), con un largo filo en su interior y otro filo dorsal en la parte de la punta; todo ello permitía usarla para cortar y clavar, combinando las funciones de un sable y de un estoque. La empuñadura, también metálica, se doblaba para proteger los dedos y solía terminar en forma de cabeza de caballo o de ave, forrada con unas cachas de hueso o marfil. Muchas de ellas se decoraron con incrustaciones de hilo de plata a lo largo de la hoja y la mayoría de estas espadas han aparecido formando parte del ajuar de guerreros ibéricos y celtibéricos, acompañadas de otros objetos funerarios.



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Los Godos

Hacia el siglo I a.C. los pueblos godos (del latín gothus) abandonaron la Península Escandinava y, tras someter a los vándalos y rugios, se establecieron entre las desembocaduras de los ríos Oder y Vístula. 

A principios del siglo II se dirigieron al sureste y a comienzos del siglo III colonizaron el noroeste del mar Negro y formaron un gran Estado entre los Cárpatos, el Don, el Vístula y el mar de Azov, con centro en el bajo Dniéper. En su avance, los godos entraron en contacto con numerosos pueblos, como los restos, los bastarnos y los esciros. cuyas culturas asimilaron, junto a los últimos coletazos de la cultura irania.






El primer contacto de los godos con el Imperio romano se produjo bajo el reinado del emperador Gordiano III, mientras realizaba una expedición en Tracia.

En aquella época se dedicaban a la piratería en las costas del mar Negro y durante sus muchas correrías penetraron en el Bósforo (257-258). En 332 los romanos les obligaron a firmar un foedus o tratado solemne que les confinaba al territorio entre el Don y el Danubio. La llegada de los hunos (año 375) dividió a los pueblos godos y acabó con su supremacía.


martes, 17 de septiembre de 2013

El nombre de Roma

La etimología de la palabra "Roma" todavía no ha sido documentada con absoluta certeza. Los antiguos sostenían que derivaba del nombre de su fundador, Romulus (Rómulo), pero parece que ocurrió al revés, que Roma dio nombre a Rómulo, un personaje posterior a la fundación de la ciudad, para justificar el nombre de la misma. 


Una hipótesis, que ha sido desmentida al no descubrirse de ninguna influencia griega en el Lacio, pretendía derivar el nombre de Roma del griego róme ("fuerza"). 


Se atribuyó también el origen de la etimología a las antiguas formas itálicas que sirvieron para nombrar al Tíber, llamado Rumon, o del monte Palatino, citado como Ruma ("Seno").



Las dos hipótesis más aceptadas derivan el nombre de los antiguos habitantes de la zona.

Hagen Schulze, historiador alemán de la Universidad Libre de Berlín, sitúa las raíces etimológicas de Roma en una estirpe etrusca llamada Ruma, y estudios recientes le otorgan el significado de "río", con lo que Roma definiría a un "pueblo sobre el río).





El nombre de Hispania

A la península Ibérica los romanos le dieron el nombre de Hispania.


Aunque su etimología presente fuertes controversias al parecer deriva del vocablo púnico spanija ("Tierra de Conejos"), que los romanos adaptaron como Hispania (también Ispania) en sustitución de Iberia, el nombre que le daban los griegos. El topónimo deriva de la gran cantidad de conejos que había en Hispania. 

Tanto abundaban que han dejado numerosa literatura y el año 151 a.C. el ejército de Lúculo se vio obligador a alimentarse con carne de ciervo y conejo. El nombre de Hispania se registra por primera vez en un escueto texto de la Historia romana de Ennio (200 a.C.) que reza: "Acordaos de que me habéis oído hablar como hispano, no como romano".

La voz de Iberia aparece por primera vez en la literatura griega, citada por Hecateo, aunque nunca definió al conjunto de la Península Ibérica sino solo a las costas sur y este. Avieno limitó el territorio de Iberia al este del río Anas (Guadiana) y al oeste del río Tinto.

Viriato (Viriathus), amigo del pueblo romano, líder de los Lusitanos, rey de los Hispanos


Viriato, en la serie española, Hispania la leyenda. Nos representa como podría ser la imagen del pastor.


De este caudillo de los pueblos lusitanos se desconoce a ciencia cierta su origen y la fecha de nacimiento. Portugal y España se disputan ser su patria natal. Los portugueses aseguran que nació en algún lugar de la Serra da Estrela y en España se le sitúa en Torrefrades (Zamora) porque un viejo dintel señala "Casa de los Biriato" y en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), si hacemos caso de la tradición oral.
                                                                                      Estatua de Viriato en Viseu (Portugal)
Viriato (Viriathus en latín) se puso al frente de la sublevación de los lusitanos contra las atrocidades de Galba y, gracias a su buen conocimiento del terreno, por donde había guiado sus rebaños, a las emboscadas y los golpes de mano, logró mantener en jaque a las tropas romanas durante ocho años (de 147 a 139 a.C). La audacia de sus acciones le llevaron hasta el valle del Guadalquivir. Allí se enfrentó al romano Vetilio, le derrotó y dio muerte, y se adueñó de la Ulterior. Luego trasladó a sus leales (unos 10.000, según Apiano) a la Carpetania y venció a los soldados de Plaucio y a las bien pertrechadas tropas de Claudio Unimano, gobernador de la Citerior. Roma se veía impotente para aniquilar a quien consideraban un simple pastor, sin preparación militar, y en un último esfuerzo mandó a Hispania a los cónsules Quinto Fabio Máximo y Cayo Lelio (apodado Sapiens). El primero logró derrotar a Viriato (144 a.C.) en una batalla, pero sin conseguir el exterminio de sus tropas, que se reagruparon y siguieron instigando a los romanos.

Los Celtíberos, animados por las victorias del lusitano, también se alzaron en armas contra Roma. La situación en Hispania se hacia día a día más delicada y los romanos veían peligrar sus posiciones, conquistadas tras años de luchas y sacrificios. Para colmo Quinto Fabio Máximo, que había sido nombrado gobernador de la Ulterior, se enfrentó de nuevo a Viriato y en esta ocasión sus tropas fueron derrotadas. Quinto Fabio Máximo, acorralado, se vio obligado a firmar un tratado de paz (140 a.C.), posteriormente ratificado por el Senado (según Apiano;Tito Livio asegura que el Senado lo recibió como una afrenta), que reconoció a Viriato como dux lusitanorum ("líder de los lusitanos"; anteriormente le llamaban dux latronorum o "líder de los bandoleros") y le dieron el título de amicus populi romani ("amigo del pueblo romano"). Roma dominaba la diplomacia y sabía cómo agradar a sus enemigos.

Servilio Cepión, hermano y sucesor del anterior, rompió el tratado de paz. Se enfrentó a las tropas de Viriato y las obligó a retroceder hasta la Lusitania, pero sin lograr su derrota absoluta. 
Viriato intentó de nuevo negociar la paz y envió para entrevistarse con Servilio Cepión a sus lugartenientes Audax, Ditalco y Minuro. Estos tres lugartenientes aparecen en distintos textos con nombres diferentes: Aulaco, Dualcon, Miminuro, etc. 
Servilio Cepión les recibió en su campamento y les ofreció una gran cantidad de dinero si traicionaban a Viriato. Aceptaron y le asesinaron mientras dormía en su tienda.




jueves, 1 de agosto de 2013

¿Qué significa el término Lupanar?

Esta literaria y enfática forma de referirse a un prostíbulo o burdel procede del latín, lengua en que las prostitutas eran a veces designadas popularmente con el vocablo lupa (loba), aunque los romanos cultos preferían la palabra meretrix (la que se gana la vida por sí misma). La costumbre romana de denominar lobas a las prostitutas podría venir de la propia leyenda de Rómulo y Remo, en la que se cuenta que ambos fueron amamantados por una loba, que, según la interpretación de algunos escritores de tiempos imperiales, habría sido en realidad una prostituta. También podría deberse a las Lupercales, fiestas que se celebraban en febrero en honor al Dios Luperco y en las que las mujeres que se entregaban a la prostitución sagrada con los sacerdotes del templo, los luperci, acabaron siendo llamadas lupae.

Curiosidad...




Cartago fue fundada por una princesa huida. La fenicia Elisa o también llamada Dido abandonó Tiro después de que su hermano Pigmalión matase a su marido. Acompañada por aristócratas y comerciantes que apoyaban sus derechos, creó Cartado.





¿Que emperador romano gobernó desde Hispania?

Octavio Augusto, que convirtió Tarraco en su capital durante unos dos años. El poderoso emperador había venido hasta Hispania a mediados del siglo 27 a.C. para dirigir personalmente al ejército romano en las Guerras Cántabras. Antes de dirigirse a ellas, decidió invernar en el cálido clima mediterráneo de la ciudad señera de la nueva provincia Citerior Tarraconense. Después marchó al frente de batalla en el norte, pero volvería a Tarraco antes de tiempo motivado por dos inesperados sucesos: enfermó en campaña y, además, estuvo a punto de morir porque un rayo cayó cerca de su litera y fulminó a uno de los esclavos que la portaba.


Así, alargó su estancia en la actual Tarragona, a la que convirtió en máximo centro de poder romano a todos los efectos: recibía embajadas, tomaba decisiones administrativas y estratégicas e incluso celebró allí la solemne investidura en sus consulados octavo y noveno, de carácter anual, los días 1 de enero de los años 26 y 25 a.C.




Moneda de Oro con la efigie de Augusto procedente de Pérgamo (Museo Arqueológico, Madrid).




viernes, 1 de marzo de 2013

Las Clases sociales en la Antigua Roma


Clases sociales
La sociedad romana, como muchas otras sociedades antiguas, se basaba en la desigualdad, y, como en toda sociedad desigual, la tensión entre las clases y su dialéctica es el motor de su historia y su principal característica.
Las clases que se distinguieron fueron cinco: patricios, plebeyos, esclavos, clientes y libertos. La tensión entre patricios y plebeyos y las rebeliones de los esclavos fueron las más importantes noticias políticas; las tres primeras fueron las clases con mayor actividad política; las otras dos, menos.
Esta organización social no fue estática durante toda la historia de la antigua Roma. Hubo tensiones, cambios, evolución.

En la Monarquía
En los primeros tiempos la desigualdad social se basaba en el nacimiento y en la religión. La sociedad romana presentaba dos grandes tipos de ciudadanos: los libres y los no libres (los esclavos, lat. servi).
Los ciudadanos libres, a su vez, se dividían en privilegiados (los patricios, en lat. patricii) y en no privilegiados.
Los ciudadanos no privilegiados podían ser independientes (los plebeyos, en lat. plebeii) o dependientes (los clientes y los libertos, en lat. liberti).


Patricios 
Eran las primeras familias asentadas en Roma y sus descendientes. Cada una pretende descender de un antepasado más o menos divinizado (pater). Los que tienen un mismo pater forman una gens, llevan el mismo apellido (nomen gentilicium) y celebran un mismo culto (sacra gentilicia).
Desde el principio de Roma, los patricios y sus familias constituyen el primer eslabón social. Estos patricios poseían esclavos, probablemente muchas veces en gran número. Los patricios están en la base de la fundación de Roma y, por tanto, son ciudadanos romanos. Tiene la exclusiva de los cargos públicos, y dirigen la vida de Roma.
Más tarde el derecho de ciudadanía se extiende a las llamadas minores gentes, es decir a los que procedentes de otras ciudades o dentro de la misma ciudad sin ser patricios, adquirieron la ciudadanía romana. Los patricios decían que eran los parientes de los fundadores de Roma. (Rómulo fue el fundador y primer rey de Roma)

Clientes
Los clientes eran los extranjeros o refugiados pobres, sujetos a patronazgo de un patricio, el cual le brindaba ayuda económica, lo defendía ante la ley, y lo dejaba participar de las ceremonias religiosas a cambio de que éste lo acompañe en la guerra y lo ayude en todos los trabajos en el que el patricio lo solicitara. Los patricios se enorgullecían de tener clientela grande o importante

Plebeyos
Constituyen la mayor parte de la población (la multitud), compuesta también con extranjeros, refugiados pobres o clientes que se habían enemistado con sus "patronos". Eran considerados hombres libres, por lo que no podían participar en lo político ni en lo religioso.

Esclavos 
Es el destino normal de los presos de guerra. Legalmente, carecían de todo derecho: eran instrumentum vocale ("herramienta que habla"). Hacían gratis los peores trabajos y de por vida. El trato dependía del carácter personal del amo. Llegaron a ser numerosísimos con la expansión de Roma.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Batallas de Roma I


LAGO REGILO (496 a.C.)
Tras derrotar a los sabinos y a los arruncos, con esta batalla Roma vence a los latinos y se convierte en dominadora del Lacio. Se utilizó por primera vez a un dictador, que en momentos críticos para la nación asumía los poderes durante un año. Postumio tuvo el honor de ser el primero.

ALIA (390 a.C.)
Los galos de Breno vencen con un ejército muy superior en efectivos, provocan el pánico entre los civiles pintándose de rojo y saquean Roma, destruyendo el primer código legal: las "Leyes de las Doce Tablas", que estuvieron expuestas en el Foro. El héroe Marco Manlio salva el Capitolio y se libran de Breno pagando un elevado tributo. En el pago, el galo pronunció su famosa frase: "Vae Victis" (¡Ay de los vencidos!) colocando su espada en el platillo de una balanza falseada para pesar el oro.

PASO DE CAUDIO (321 a.C.)
En el valle del Samnio (Italia central), los romanos sufren una de las derrotas más dolorosas frente a los samnitas de Poncio. Son obligados a pasar bajo las "horcas caudianas", unas lanzas clavadas en el suelo, aumentando la humillación de los soldados.

SENTINO (295 a.C.)
Gran victoria sobre una coalición de samnitas, etruscos y galos, que permite a Roma contactar con el mar Adriático, dominar toda la Italia central, y poner los ojos en las colonias griegas del sur.

LAGO VADIMONE (283 a.C.)
Victoria sobre la coalición galo-etrusca.

HERACLEA (280 a.C.)
Pirro, el rey de Epiro, acude en ayuda de la colonia griega de Tarento, y con elefantes entre sus tropas vence a los romanos.

ASCOLI SATRIANO (279 a.C.)
Tras la derrota de Heraclea, los romanos se reagrupan frente al ejército de Pirro a sólo dos jornadas de Roma y le hacen retroceder; cuando se enfrentan cerca de Ausculum vuelven a ser vencidos, aunque inflingen muchas bajas al ejército griego.

BENEVENTO (275 a.C.)
Victoria definitiva sobre Pirro, que se retira a Grecia, donde muere tres años después luchando contra Argos, habiendo conquistado tierras macedonias. Al partir de Sicilia dijo: "¡Qué hermoso campo de batalla dejamos a los cartagineses y a los romanos!". Tres años después de la batalla, cayó Tarento y Roma también se apodera de la Italia meridional.

MILAZZO (260 a.C.)
Victoria naval del cónsul Duilio frente a Milas, dentro de la primera guerra púnica. Las proas de los navíos apresados engalanan la "columna rostral" del Foro, para celebrar la primera victoria naval de la historia de Roma.

ECNOMO (256 a.C.)
Nueva victoria naval. El vencedor, el cónsul Atilio Régulo decide desembarcar en África.

TÚNEZ (255 a.C.)
Régulo desembarca en el cabo Bon, pero Cartago es inexpugnable: la capital posee unas grandiosas murallas de 34 kilómetros de perímetro, y sus tropas son confiadas a un general espartano, Jantipo, que derrota a los romanos y hace prisionero al cónsul y a 5.000 de sus soldados. Además, inmediatamente después, una tempestad destruye la flota romana con miles de hombres a bordo.

CABO TELAMÓN (255 a.C.)
Mientras se libra la guerra púnica, aparecen nuevas incursiones galas por el norte. Se proclama una movilización general y aplastan a los invasores. Roma quiere zanjar su vulnerabilidad, y establece colonias en la llanura del Po (Galia Cisalpina).

ISLAS EGADAS (242 a.C.)
Cerca de estas islas, Lutacio Catulo vuelve a derrotar a los púnicos por mar. Esta victoria decisiva obliga a Cartago a sellar la paz, abandonando Sicilia y obligándose al pago de un fuerte tributo.

EL TESINO (218 a.C.)
Tras atravesar los Alpes, Aníbal vence a los romanos en su primer encuentro, dentro ya de la segunda guerra púnica.

TREBIA (218 a.C.)
Nueva victoria de Aníbal.

LAGO TRASIMENO (217 a.C.)
Aníbal encierra a los romanos en el lago y aniquila al ejército enviado para detenerlo.

CANNAS (216 a.C.)

La más humillante derrota de la República romana. Aníbal, con un ejército mermado vence a un impresionante número de efectivos, mediante una estrategia que ocupa páginas de honor en la historia militar: con sus íberos y galos envuelve y aniquila nuevamente al ejército romano, esta vez en torno a 60.000 hombres. Tiene Roma a su merced sin soldados para defenderla, y acaba entrando definitivamente en la leyenda.

Tipos de Gladiadores


Había diferentes clases y categorías de gladiadores que se diferenciaban por su armamento y su manera de combatir. Los más populares eran los siguientes:


  • Los samnitas tomaban su nombre de un armamento especial tomado del pueblo homónimo. Se decía que los campanianos, después de la victoria alcanzada por el dictador Papirio Cursor sobre los samnitas en el año 44 de Roma, adoptaron para sus gladiadores el equipo militar de sus vencidos que se componía de un gran escudo oblongo, un casco con visera, cresta y cimera de plumas, una ócrea en la pierna izquierda, una especie de brazal de cuero o metal que cubría en parte el hombro en el brazo derecho y una espada corta. Fue el primer tipo de gladiador en aparecer.



  • Los murmillos o mirmillones se distinguían por su casco de bordes amplios con una alta cresta, que les daba aspecto de pez. Llevaban túnica corta, cinturón ancho, armadura en su pierna izquierda y en su brazo derecho y el clásico escudo rectangular curvado del legionario romano. Su arma era la espada corta y recta del legionario o gladius, de donde los gladiadores toman su nombre. Se cree que el estilo de su vestimenta y armas deriva de los guerreros galos. En ocasiones luchaban con armadura completa, convirtiéndose en un formidable oponente.
  • Los gladiadores tracios contaban con un pequeño escudo rectangular o "parmula" (de aprox. 60 x 65 cm) y una espada muy corta con hoja ligeramente curva o "sica", con el objeto de atacar la espalda desarmada de su oponente. Su indumentaria incluía armadura en ambas piernas, necesarias dado lo reducido de su escudo, protector para el hombro y brazo de la espada, pollera corta con cinturón ancho y casco con pluma lateral, visor y cresta alta. Derivado del guerrero griego de Tracia, como su nombre lo indica.
  • En tiempo del Imperio romano estaban muy en boga los gladiadores llamados secutores que iban armados de casco, escudo y espada, derivación de los mirmillones para combate con los reciarios. Sus armas eran iguales a las de los mirmillones, con excepción del casco, que era completamente liso y con pequeños agujeros para los ojos, para evitar ser atrapados en la red de los reciarios.
  • Los reciarios combatían con los secutores y vestían túnica corta o faldilla con cinturón y llevaban el brazo izquierdo cubierto con una manga, iban con la cabeza descubierta y armados de una red, un tridente (fuscina) y un puñal. La habilidad del reciario consistía en lanzar la red para cubrir a su oponente por la cabeza, inmovilizarle y clavarle el tridente a través de la misma. El puñal se utilizaba para matar a su adversario o para deshacerse de la red, cortando la línea que la sujetaba a su muñeca. Los reciarios excepcionalmente combatían contra los mirmillones que iban armados y combatían del mismo modo que los secutores.
  • Los laquearii eran unos gladiadores que aparecieron en los últimos tiempos del Imperio y que iban escasamente armados. Su característica era el uso del lazo, con técnica similar a los reciarios.
  • Los Hoplomachus llevaban armadura completa, compuesta de casco con visera, coraza y ócreas. Armados con una lanza y un escudo circular, a semejanza del que usaba la infantería griega: los hoplitas.
  • Los gladiadores que combatían a caballo (equites) llevaban un casco con visera cerrada, los brazos envueltos en correas por arma ofensiva tenían el spiculum y por arma defensiva la parma.
  • Los que combatían sobre carros (essedarii) querían imitar las hábiles maniobras de los guerreros bretones, modo de combatir que fue introducido en Roma por César.
  • Los andabatae eran aquellos forzados a combatir y que llevaban un casco sin agujeros en la visera.
  • Los dimanchaeri luchaban con dos espadas y grebas que protegían ambas piernas, cinturón ancho y protección en los brazos. A este tipo pertenecía al parecer Espartaco.


  • Los provocatores que solían abrir las tardes de los espectáculos de combate en los anfiteatros. Combatían con espada, escudo, casco con dos viseras pero sin ala para no ser enganchados por las redes de los reciarios, con los que frecuentemente luchaban y un protector en el pecho (cardiophylax).