jueves, 19 de septiembre de 2013

Dato curioso




1.500 denarios era lo que costaba aproximadamente un esclavo en la Roma del siglo II. 
La moneda denarius era de plata y 25 de ellas equivalía a un aureus, de oro. La esclavitud fue uno de los puntales básicos de la economía romana.




Origen de la palabra Salario

La sal era un producto valiosísimo en la antigüedad, ya que se utilizaba como moneda de cambio para realizar rituales y ofrendas religiosas y , obviamente, para conservar alimentos y sazonarlos. 
En tiempos del Imperio romano, las autoridades decidieron construir un camino para transportar el preciado producto de las salinas ubicadas junto al puerto de Ostia a la ciudad de Roma. Los soldados encargados de vigilar esta ruta, denominada Vía Salaria, recibían parte de su pago en sal, que era el denominado salarium argentum. De ese concepto latino proviene la palabra salario. 

En la Biblia se explica la importancia que tenía la sal en los rituales religiosos y para frotar al recién nacido, con el objetivo de purificar y fortalecer su piel. En Judá se cerraban los tratos con este condimento, ya que era un símbolo de duración. Los sacerdotes afirmaban que la Tora era como la sal que sazonaba y daba consistencia a la vida humana.

¿Cuáles eran las mercancías de los barcos mercantes romanos?

En las tiendas y mercados de las principales ciudades del Imperio romano se vendían carnes, hortalizas, cereales, vino, cerámica, perfumes orientales, telas finas, joyas, especias de países lejanos y otros objetos de consumo.
Gran parte de esos productos eran transportados por los barcos mercantes romanos.

En los muelles del puerto de Ostia (Roma) había centros bancarios a los que acudían comerciantes que lograban grandes plusvalías comprando productos de Hispania, las Galias o de Egipto y vendiéndolos después en Roma y otras regiones bajo su dominio. 




Junto a ellos se encontraban los almacenes de los exportadores, cuyas redes de abastecimiento de materias primas se dispersaban por todo el imperio. De la península Ibérica procedían grandes cargamentos de plata, oro, plomo, aceite, vinos, madera, esparto y todo tipo de salazones, que llegaban al puerto de Ostia a bordo de barcos mercantes.
Las plantaciones andaluzas de olivos eran fundamentales para el abastecimiento romano, hasta el punto que todavía hoy se puede visitar en Roma una enorme montaña artificial compuesta por los restos de las vasijas que contenían el aceite andaluz.
Este, mezclado con un poco de vinagre y tripas de pescado secadas al sol, era el ingrediente principal del garum, algo parecido a nuestro kétchup. Aquella salsa de Hispania se vendía en cantidades industriales en la capital de la superpotencia.


¿Con qué jugaban los niños romanos?

Uno de los juegos preferidos eran las tablas de hueso, terracota o bronce.
También muy popular era el llamado aún en Italia la morra, que es igual que nuestro juego de los chinos: dos sacan a la vez un número determinado de dedos y gana el que haya averiguado la suma total.
Los niños sujetaban un palo con señales y el ganador de cada ronda iba avanzando hacia el centro del palo. El que primero llegara era el vencedor. 


La gallina ciega era otro entretenimiento, así como juegos parecidos a las damas, el tres en rata, los puzzles, los dados, las canicas o el tiro de la cuerda, Pero si algo les encantaba era jugar a las muñecas, además de las mascotas de animales, llamados delicia.






¿Qué juego se universalizó primero?

El blackgammon. Y uno de sus antecedentes podría ser el juego real de Ur, de hace 5.000 años. Pero más parecida al tablero del juego que conocemos actualmente es una mesa hallada en excavaciones arqueológicas en la ciudad de Shahr-i Sokhta (actual Irán).


En Roma existió el ludus duodecim scriptorum o juego de las doce líneas, que se llamó popularmente tabula (mesa), al que era muy aficionado el emperador Claudio.




En la época de las Cruzadas renació con el nombre persa de nard, aunque los árabes le conocían por el tawla romano. La Iglesia trató de prohibirlo, como otros juegos de azar, pero nada pudo hacer contra su enorme popularidad y extensión en la Edad Media por toda Europa.
Las reglas actuales las estableció el tratadista británico Edmond Hoyle en 1743.



Mini-Resumen de la Caída de Roma


La caída de Roma tuvo lugar en Europa, desde el siglo III al siglo IV.


La Roma eterna comenzó a dar señas alarmantes de inestabilidad sobre todo a partir del siglo III y se desvanecería para siempre en el V. 


Como en todas las grandes crisis, son varios los elementos: desequilibrios económicos, hambrunas, invasiones bárbaras, imposición del cristianismo, degradación política, epidemias, cambio climático... Las víctimas del largo proceso se cifran en 8 millones, 105 desde coordenadas del siglo XX.









El Primer Golpe de Estado de la Historia

El primero del que tenemos constancia documental lo dio el famoso político y militar romano Lucio Cornelio Sila en el año 83 a.C. 

Su iniciativa de marchar con su ejército proveniente de las guerras asiáticas contra la ciudad de Roma tuvo una gran trascendencia, incluso después de su muerte. Fue el primero que, de una manera consciente en la historia de la República, utilizó el pdoer del ejército en la política interior. 
A partir de entonces, la espada de Damocles de una intervención militar de algún legado venerado por sus tropas, como Julio César, se cerniría de forma constante sobre los acontecimientos políticos romanos.


Busto de Lucio Cornelio Sila. Museo Carlsberg Glyptotek  (Copenhague, Dinamarca)

La Falcata, espada de Hispanos

Esta arma corta era propia de los guerreros ibéricos antes de la conquista de la península Ibérica por los romanos.

Se trataba de una espada hecha combinando varias láminas de hierro -una de ellas, prácticamente de acero-, a la que se le daba una forma curvada característica, a modo de hoz (falx en latín, de donde procede su nombre), con un largo filo en su interior y otro filo dorsal en la parte de la punta; todo ello permitía usarla para cortar y clavar, combinando las funciones de un sable y de un estoque. La empuñadura, también metálica, se doblaba para proteger los dedos y solía terminar en forma de cabeza de caballo o de ave, forrada con unas cachas de hueso o marfil. Muchas de ellas se decoraron con incrustaciones de hilo de plata a lo largo de la hoja y la mayoría de estas espadas han aparecido formando parte del ajuar de guerreros ibéricos y celtibéricos, acompañadas de otros objetos funerarios.



miércoles, 18 de septiembre de 2013

Los Godos

Hacia el siglo I a.C. los pueblos godos (del latín gothus) abandonaron la Península Escandinava y, tras someter a los vándalos y rugios, se establecieron entre las desembocaduras de los ríos Oder y Vístula. 

A principios del siglo II se dirigieron al sureste y a comienzos del siglo III colonizaron el noroeste del mar Negro y formaron un gran Estado entre los Cárpatos, el Don, el Vístula y el mar de Azov, con centro en el bajo Dniéper. En su avance, los godos entraron en contacto con numerosos pueblos, como los restos, los bastarnos y los esciros. cuyas culturas asimilaron, junto a los últimos coletazos de la cultura irania.






El primer contacto de los godos con el Imperio romano se produjo bajo el reinado del emperador Gordiano III, mientras realizaba una expedición en Tracia.

En aquella época se dedicaban a la piratería en las costas del mar Negro y durante sus muchas correrías penetraron en el Bósforo (257-258). En 332 los romanos les obligaron a firmar un foedus o tratado solemne que les confinaba al territorio entre el Don y el Danubio. La llegada de los hunos (año 375) dividió a los pueblos godos y acabó con su supremacía.


martes, 17 de septiembre de 2013

El nombre de Roma

La etimología de la palabra "Roma" todavía no ha sido documentada con absoluta certeza. Los antiguos sostenían que derivaba del nombre de su fundador, Romulus (Rómulo), pero parece que ocurrió al revés, que Roma dio nombre a Rómulo, un personaje posterior a la fundación de la ciudad, para justificar el nombre de la misma. 


Una hipótesis, que ha sido desmentida al no descubrirse de ninguna influencia griega en el Lacio, pretendía derivar el nombre de Roma del griego róme ("fuerza"). 


Se atribuyó también el origen de la etimología a las antiguas formas itálicas que sirvieron para nombrar al Tíber, llamado Rumon, o del monte Palatino, citado como Ruma ("Seno").



Las dos hipótesis más aceptadas derivan el nombre de los antiguos habitantes de la zona.

Hagen Schulze, historiador alemán de la Universidad Libre de Berlín, sitúa las raíces etimológicas de Roma en una estirpe etrusca llamada Ruma, y estudios recientes le otorgan el significado de "río", con lo que Roma definiría a un "pueblo sobre el río).





El nombre de Hispania

A la península Ibérica los romanos le dieron el nombre de Hispania.


Aunque su etimología presente fuertes controversias al parecer deriva del vocablo púnico spanija ("Tierra de Conejos"), que los romanos adaptaron como Hispania (también Ispania) en sustitución de Iberia, el nombre que le daban los griegos. El topónimo deriva de la gran cantidad de conejos que había en Hispania. 

Tanto abundaban que han dejado numerosa literatura y el año 151 a.C. el ejército de Lúculo se vio obligador a alimentarse con carne de ciervo y conejo. El nombre de Hispania se registra por primera vez en un escueto texto de la Historia romana de Ennio (200 a.C.) que reza: "Acordaos de que me habéis oído hablar como hispano, no como romano".

La voz de Iberia aparece por primera vez en la literatura griega, citada por Hecateo, aunque nunca definió al conjunto de la Península Ibérica sino solo a las costas sur y este. Avieno limitó el territorio de Iberia al este del río Anas (Guadiana) y al oeste del río Tinto.

Viriato (Viriathus), amigo del pueblo romano, líder de los Lusitanos, rey de los Hispanos


Viriato, en la serie española, Hispania la leyenda. Nos representa como podría ser la imagen del pastor.


De este caudillo de los pueblos lusitanos se desconoce a ciencia cierta su origen y la fecha de nacimiento. Portugal y España se disputan ser su patria natal. Los portugueses aseguran que nació en algún lugar de la Serra da Estrela y en España se le sitúa en Torrefrades (Zamora) porque un viejo dintel señala "Casa de los Biriato" y en Guijo de Santa Bárbara (Cáceres), si hacemos caso de la tradición oral.
                                                                                      Estatua de Viriato en Viseu (Portugal)
Viriato (Viriathus en latín) se puso al frente de la sublevación de los lusitanos contra las atrocidades de Galba y, gracias a su buen conocimiento del terreno, por donde había guiado sus rebaños, a las emboscadas y los golpes de mano, logró mantener en jaque a las tropas romanas durante ocho años (de 147 a 139 a.C). La audacia de sus acciones le llevaron hasta el valle del Guadalquivir. Allí se enfrentó al romano Vetilio, le derrotó y dio muerte, y se adueñó de la Ulterior. Luego trasladó a sus leales (unos 10.000, según Apiano) a la Carpetania y venció a los soldados de Plaucio y a las bien pertrechadas tropas de Claudio Unimano, gobernador de la Citerior. Roma se veía impotente para aniquilar a quien consideraban un simple pastor, sin preparación militar, y en un último esfuerzo mandó a Hispania a los cónsules Quinto Fabio Máximo y Cayo Lelio (apodado Sapiens). El primero logró derrotar a Viriato (144 a.C.) en una batalla, pero sin conseguir el exterminio de sus tropas, que se reagruparon y siguieron instigando a los romanos.

Los Celtíberos, animados por las victorias del lusitano, también se alzaron en armas contra Roma. La situación en Hispania se hacia día a día más delicada y los romanos veían peligrar sus posiciones, conquistadas tras años de luchas y sacrificios. Para colmo Quinto Fabio Máximo, que había sido nombrado gobernador de la Ulterior, se enfrentó de nuevo a Viriato y en esta ocasión sus tropas fueron derrotadas. Quinto Fabio Máximo, acorralado, se vio obligado a firmar un tratado de paz (140 a.C.), posteriormente ratificado por el Senado (según Apiano;Tito Livio asegura que el Senado lo recibió como una afrenta), que reconoció a Viriato como dux lusitanorum ("líder de los lusitanos"; anteriormente le llamaban dux latronorum o "líder de los bandoleros") y le dieron el título de amicus populi romani ("amigo del pueblo romano"). Roma dominaba la diplomacia y sabía cómo agradar a sus enemigos.

Servilio Cepión, hermano y sucesor del anterior, rompió el tratado de paz. Se enfrentó a las tropas de Viriato y las obligó a retroceder hasta la Lusitania, pero sin lograr su derrota absoluta. 
Viriato intentó de nuevo negociar la paz y envió para entrevistarse con Servilio Cepión a sus lugartenientes Audax, Ditalco y Minuro. Estos tres lugartenientes aparecen en distintos textos con nombres diferentes: Aulaco, Dualcon, Miminuro, etc. 
Servilio Cepión les recibió en su campamento y les ofreció una gran cantidad de dinero si traicionaban a Viriato. Aceptaron y le asesinaron mientras dormía en su tienda.